No se olviden de los Estados Unidos, son lobos imperialistas
El hundimiento de una corbeta sudcoreana en las cercanías de una zona marítima disputada por la República Popular Democrática de Corea (RPDC) el último 26 de marzo deja traslucir fuertes vientos bélicos alentados por provocaciones. Considerada en un principio la causa del hundimiento como una explosión en el propio buque, a lo largo de los días los motivos del naufragio fueron, primero, atribuidos a una probable y antigua mina norcoreana activada luego de casi 60 años de finalizada la guerra entre las dos Coreas, y mas tarde a un supuesto torpedo lanzado por buques de la Armada norcoreana. Aunque todavía no hay versión oficial que confirme las causas del hecho, la escalada en cuanto a la participación de la RPDC en el mismo parece ser un remedo del ''incidente del golfo de Tomkin'', que permitió a los norteamericanos participar en la Guerra contra Vietnam y devastar ese país...
Luego de la guerra intercoreana auspiciada por los EE.UU. y sus aliados a inicios de los años 50, casi 30 mil soldados norteamericanos y toda una panfernalia bélica de aire, mar y tierra se asentaron en el sur de la península. Corea quedó dividida en dos y hasta los años 90 la parte norte y la parte sur se acusaron mutuamente de agresiones y provocaciones varias. Hasta que en 1994, en el marco de un viaje de James Carter hacia la RPDC por mandato del entonces presidente de EE.UU. Bill Clinton, se concretó un acuerdo, sellado al siguiente año, entre los dos países. Este consistía en dotar a la RPDC de reactores de agua liviana a cambio de que se deshiciera del reactor de agua pesada que permitía aprovechar la energía nuclear para fines pacíficos, a pesar de ser anatemizado por ''occidente'' con el remanido cuento del ''armamento atómico''. Concluido el acuerdo el 15 de marzo de 1995, se conformó la Organización para el Desarrollo de la Energía de la Península de Korea (KEDO) con capitales norteamericanos, japoneses y de Corea del Sur- a los cuales se agregaron mas tarde otros países, entre ellos Argentina- destinada a construir los reactores de agua liviana y a proveer, mientras tanto, a Corea del Norte con 500 mil toneladas de fuel-oil, a fin de que no colapsara su sistema energético, erigido para utilizar otro tipo de energía. Pasó el tiempo, norcorea debió adaptar su parque energético a fin de receptar los prometidos reactores de agua liviana, pero aunque se prometió entregarlos en el 2003 nunca fueron construidos. La administración de George W. Bush dilató hasta que pudo el emprendimiento, hasta que la RPDC solicitó a su antiguo proveedor, Rusia, que volviera a instalar un reactor de agua pesada. Entonces se repitió una vez mas la provocación conjunta de los norteamericanos y los sectores militaristas japoneses y sudcoreanos. El argumento: la RPDC se constituía en un peligro nuclear y había que aislarla. Los intercambios de familias iniciados para establecer la paz de las dos Coreas y otros signos de acercamiento se congelaron. Y el fantasma de la guerra asomó nuevamente en el horizonte.
Cuando en Corea del Norte se esperaba la construcción de los reactores de agua liviana, siempre retrasada, se produjeron choques armados en aguas del Mar Amarillo, las mismas donde hace pocos días se hundió la corbeta Cheonan, de 1200 toneladas y con mas de 100 marineros a bordo, de los cuales hay 46 desaparecidos. En 1999, 2002 y 2009 hubo en esa zona intercambio de disparos. Según el diario oficial norcoreano Rodong Sinmun, el enfrentamiento del 2009 no fue casual, ''sino el resultado de una conspiración de las Fuerzas Armadas sudcoreanas'' con el fin de tensar las relaciones intercoreanas en función ''de provocar un enfrentamiento militar''. El conflicto bélico de ese año, según se consignó en su momento, se produjo en el marco ''del diálogo entre Corea del Norte y los países implicados en las negociaciones a seis bandas que buscan el fin de sus actividades nucleares así como de las conversaciones con Seúl para aliviar tensiones entre ambos países''. (ecodiario.eleconomista.es- 12/11/2009). Un año antes, la muerte de una turista sudcoreana en norcorea volvió a entorpecer el diálogo entre los dos países y congeló emprendimientos turísticos montados por el conglomerado sudcoreano Hyundai en la RPDC por valor de 410 mil millones de wones (287 millones de euros). Ahora, en momentos de producirse el hundimiento de la nave de guerra sudcoreana, había viajado a norcorea una delegación de 16 miembros de Hyundai Asean, precedidos por otra delegación de funcionarios de Turismo de Seúl, con el fin de normalizar las relaciones turísticas con la parte norte de la nación coreana y recrear los emprendimientos turísticos iniciados a partir de 1998, varias veces interrumpidos por ''incidentes'' armados.
Este nuevo ''incidente'' del hundimiento del Cheonan y la escalada de acusaciones del ministerio de Defensa sudcoreano hacia la RPDC como posible causante del mismo, presagia nuevamente clima de guerra y de intervención de EE.UU., que hace poco vaticinó, a través del general Walter Sharp, responsable de los miles de soldados yanquis acantonados en sudcorea, la caída del gobierno de Pyongyang, en el marco de ejercicios militares conjuntos con Seúl.
Buitres de la guerra
Los sectores militaristas sudcoreanos son, obviamente, principales beneficiarios de las provocaciones armadas, por cuanto la guerra es su razón de existirÂ… y enriquecerse. Sin embargo, sus incondicionales aliados, los EE.UU., auspician, incentivan y aprovechan estas situaciones por cuanto:
- el hundimiento de la corbeta Cheonan y el posible conflicto entre las dos Coreas sacudió los mercados de valores y, entre otras cosas, depreció al won frente al dólar. Según el Acuerdo de Compartimiento de Gastos de Defensa entre Corea del Sur y EE.UU., el país asiático deberá entregar a EE.UU. 760 mil millones de wones ( alrededor de 676 millones 400 mil dólares) por gastos de ''mantenimiento'' de sus bases. Depreciado el won, los sudcoreanos deberán oblar mucho más por los ''gastos'', quedando siempre a merced de los norteamericanos en relación con sus débitos y acentuando su dependencia hacia éstos.
- este último ''incidente'' hizo fluctuar hacia arriba los valores del oro en el mercado de Nueva York, lo que beneficia a los especuladores del metal y la industria extractiva vinculado con él.
- la resolución de la crisis entre las dos Coreas permitiría construir, a la par que una red ferroviaria afín, un gasoducto transiberiano que llevaría gas desde Rusia a Japón y Corea del Sur, pasando por Corea del Norte. Este gasoducto, al igual que otros proyectados, que despertó en su momento un ''gran interés'' por parte del actual presidente sudcoreano, Lee Myung Bak, por cuanto surtiría de energía barata y no contaminante a toda la zona, debería haberse concluido en el 2008. Pero debido al ''tema nuclear'' de Corea del Norte no llegó a construirse. Como no hay empresas norteamericanas vinculadas a él, aunque si conviene a los intereses de la Unión Europea como aliada de China, Japón y Corea, los yanquis y sus aliados militaristas de la región lo boicotean, obligando a la RPDC a mantenerse a la defensiva en el marco de una posible guerra atómica regional, lo que hace imposible estabilizar la zona. Además, el despegue energético de ambas Coreas y su posible unificación en el marco de ''una nación, dos Estados'', significaría un dolor de cabeza para los norteamericanos, tal cual lo sostienen sus analistas.
- siendo la antesala de China, los EE.UU. amenazan a Corea del Norte cada vez que desean presionar al coloso asiático. La revaluación del yuan exigida por EE.UU. a China y la política armamentística norteamericana relacionada con Taiwán, entre otras, son algunas de las variables que permiten entrever porque no es conveniente para el establishment de EE.UU. la paz en la península.
Ahora, mientras parece ser que un nuevo Tomkin ennegrecerá el cielo de la nación coreana, milenaria y sujeta a innumerables humillaciones, saqueos y pillajes desde tiempos inmemoriales, los buitres de la guerra especulan con cosechas de cadáveres cotizables en bolsa.
Por Jorge Luis Ubertalli
Tomado de Tele Sur