Todavía escuece en Estados Unidos esta final en la que la U.R.S.S. ganó a los inventores del baloncesto en una final olímpica, sobre todo por cómo se sucedieron los acontecimientos. Aun hoy los estadounidenses siguen queriendo anular aquella última jugada donde se resolvió el choque.
A 3 segundos del final se puso por primera vez por delante en el encuentro los EE.UU. por un punto de diferencia, los soviéticos piden tiempo muerto y sacan de fondo pero no consiguen la canasta con lo que los americanos celebran su triunfo. Pero los soviéticos reclaman porque el marcador señalaba 50 segundos en lugar de los 3 que realmente quedaban. Los árbitros dan la razón al equipo rojo y deciden que se vuelva a sacar de fondo esta vez con el marcador señalando los 3 segundos reales que faltaban para terminar.
Realizan un saque de canasta a canasta e increiblemente recibe el balón el mítico Alexander Belov, que anota. Los estadounidenses no asumieron la derrota y protestaron ostensiblemente. De hecho, esa misma noche se reunió un comité especial compuesto por 5 jueces que dio por buena la victoria de la U.R.S.S. por 3 votos a 2. "Curiosamente", los jueces polacos, cubanos y húngaros votaron a favor de la U.R.S.S. y los jueces italianos y puertorriqueños a favor de los E.E.U.U. Los jugadores de los E.E.U.U. se negaron a recoger la medalla de plata y siguen queriendo anular la última jugada.
Aparte de este dramático final, si hubo un equipo que por juego mereció ganar esa final, fue la U.R.S.S.
