Video norcoreano que expone los mecanismos propagandísticos de la cultura hipermediatizada de Estados Unidos, la ilusión de la democracia y el poder corporativo que hace de los ciudadanos consumidores empedernidos.
Una joya de comunicación política realizada por la RPD de Corea expone la propaganda habitual que inunda la atmósfera electrónica de una cultura como la de Estados Unidos. Difícilmente los estadounidenses reconocerían, dentro del acuario de la mediósfera, que los fashion shows de Victoria’s Secret o los partidos de la NFL son parte de un aparato propagandístico, pero estas imágenes –y los comportamientos que provocan– vistos desde una óptica foránea se revelan inequívocamente como los signos de una sofisticada manipulación –que hace del público programado una masa primitiva.
“La misión de la propaganda es mantener a las personas enfrente de sus televisiones, leyendo revistas de chisme, comiendo vastas cantidades de comida tóxica y siempre de shopping en búsquedas de las últimas modas y tendencias… cualquier cosa que impida que las masas se autoorganicen y se hagan preguntas sobre lo que en realidad maquinan sus amos”, dice la voz en off del documental.
Desde la óptica norcoreana el siglo XX ha visto el surgimiento de tres grandes fuerzas: “la democracia, el poder corporativo, y la propaganda corporativa como forma de proteger al poder corporativo de la democracia”. Nótese que al mismo tiempo que se promueve la democracia se usa la propaganda para proteger a las corporaciones de la verdadera democracia, permitiendo que operen al margen de la ley y exploten a las masas.
“El 1% ha amaestrado el uso de la propaganda convirtiendo en esclavos consumistas que trabajan duro para comprar cosas que no necesitan y pagan impuestos que son usados para desarrollar y comprar armas que son usadas para invasiones perniciosas. Incluso se les convence de que envien a sus hijos a absurdas guerras”, dice el documental sobre los engranajes de la máquina bélica estadounidense. Desde 1945 Estados Unidos ha intentado derrocar más de 50 gobiernos, muchos de ellos “demcoracias”, en el proceso más de 30 países han sido atacados.
Especialmente sobresaliente es el minuto 7:45 por la euforia enajenada que generan una serie de premios en el público del programa de Oprah, que dice perpleja: “esto no es porque han encontrado a Dios, sino porque han recibido unas zapatillas”.