Guennadi Ziugánov
Traducido del ruso para Rebelión por Josafat S. Comín
El 12 de abril de 1961, un habitante del planeta Tierra, un comunista, mayor del Ejército Soviético, Yuri Alexéyevich Gagarin, realizó el primer viaje espacial en la historia de la humanidad.
Pero el camino hasta esos 108 minutos de gloria ocupó 15 años. En la primera primavera tras el final de la guerra, el 13 de mayo de 1946, I.V. Stalin firmó el histórico decreto Nº1017-419, que sentaba las bases del desarrollo de la técnica balística para los años venideros. El país que apenas empezaba a curar las heridas de la guerra, el país que había cargado sobre sus hombros el peso principal en la lucha contra el fascismo, comenzaba a tender el camino de la humanidad hacia el espacio. Los mejores científicos y especialistas se incorporaron a esa tarea. Se crearon y desarrollaron nuevos materiales y tecnologías. Se llevaron a cabo investigaciones en el campo de la medicina, pues nadie en la tierra sabía que representaba la ingravidez y como podía influir en el estado del cosmonauta. Se construyó el primer aeródromo espacial de la Tierra, el afamado Baykonur. Se desarrollaron los sistemas de comunicaciones, el equipo automático, la telemetría. En los centros universitarios se introdujeron nuevas especialidades de ingeniería para el sector espacial. Es difícil llegar a imaginar el gigante volumen de trabajo que debía realizarse en los más variados campos, desde la construcción hasta las investigaciones médicas, pasando por la química y las técnicas de computación...
A menudo sucede que el jardinero no llega a ver el fruto de su trabajo. I. V. Stalin no vivió para ver la triunfal finalización de la tarea emprendida. Pero el sector espacial que él creó ya había cogido fuerza, y el ingeniero jefe S.P. Koroliov tras la muerte de Stalin escribió una carta al CC con la propuesta de construir un grandioso mausoleo del vidrio utilizado en la investigación espacial, mucho más resistente y duradero que el granito, para rendir un merecido homenaje al hombre que tanto había hecho para hacer posible que la humanidad saliese al espacio.
El arduo trabajo seguía su curso, se lanzaban nuevos misiles, se recogían valiosísimos nuevos datos, poco a poco, cada despegue representaba un nuevo paso hacia el futuro. En otoño de 1957 el mundo se vio sorprendido con la puesta en órbita por parte de la Unión Soviética del primer satélite, jalonando así el camino de la humanidad hacia el espacio. No hubieron de pasar ni cuatro años para que una palabra rusa “Poyéjali” (¡Vámonos!), inaugurase la era de los viajes espaciales del género humano.
Todo el país, todas las repúblicas de la Unión Soviética tomaron parte en el desarrollo del sector espacial. El vuelo de Gagarin era nuestra fiesta común, la demostración de todo lo que podíamos lograr juntos. Cientos, miles de esas nuevas tecnologías, creadas para la investigación espacial, encontraron aplicación en diferentes campos de la economía. La escuela por la que pasaron nuestros responsables, ingenieros y trabajadores en cumplimiento de los pedidos espaciales, supuso un empuje tecnológico general, aumentó la cultura de la producción. Los medios que se destinaban al sector espacial, se compensaban y reinvertían, el país se desarrollaba y se enriquecía.
En este día en que se cumple el 50 aniversario del vuelo de Gagarin quiero felicitar a todos los que trabajaron y trabajan en el industria espacial, a todos aquellos, que en la complicada situación actual sustentan y conservan el potencial espacial de Rusia, a todos aquellos que preparan nuevos vuelos y desarrollan la construcción de nuevas naves espaciales. Seguiremos sintiéndonos orgullosos de los logros de anteriores generaciones, mientras creamos la tecnología espacial del futuro. ¡Rusia debe seguir siendo una potencia espacial!
¡Feliz aniversario, queridos camaradas!
G.A. Ziugánov
Jefe de bancada del PCFR en la Duma.
Presidente del Cc del PCFR.