Dos jubiladas peleando en una manifestación en Riga
En la época de la Unión Soviética las repúblicas bálticas, Letonia, Lituania y Estonia para nuestros ciudadanos tenían el atractivo de ser “como en el extranjero”. Efectivamente, el nivel de vida de las entonces Repúblicas Bálticas soviéticas se diferenciaba en gran medida de la Rusia profunda. Los productos de las Repúblicas bálticas (ya fueran trenes, pescado en lata o bálsamo de Riga) se consideraban un ejemplo de calidad en toda la Unión.
A la vez, la mayoría de letones, lituanos y estonianos nunca hicieron ningún esfuerzo para mezclarse en la “nueva comunidad histórica”, con el pueblo único soviético; y manifestaban - casi siempre a nivel doméstico - su aspiración a la independencia.
La Perestroika dio un fuerte impulso al fortalecimiento de las tendencias centrífugas en estas repúblicas. En la primavera del 1990 el Soviet Supremo de la República Soviética de Lituania fue el primero en proclamar la independencia de Lituania. En el territorio de la república la constitución de la URSS dejó de tener validez y entró en vigor la antigua constitución lituana de 1938. Seguidamente, el Soviet Supremo de Letonia anunció el reestablecimiento de la independencia...
La Unión respondió a esto con la introducción de un bloqueo económico en la relación con Lituania y Letonia. La tensión continuó aumentando y llegó a su apogeo a principios de 1991. El gobierno de Lituania anunció una subida brusca de los precios de menudeo. Como respuesta, las fuerzas sindicales organizaron un mitin multitudinario en Vilna bajo el lema “¡A bajo el parlamento! ¡Viva la Unión de Repúblicas Soviéticas!”. La noche del 13 de enero dos columnas de blindados soviéticos aparecieron en el centro de Vilna. Los acontecimientos trágicos tuvieron lugar delante del edificio de la televisión central. Los conflictos entre las fuerzas del orden y los defensores de la televisión central ocasionaron 15 muertos y 600 heridos. Hasta el día de hoy no se conoce quién fue el primero en abrir fuego aquella noche.
La tensión se trasladó a la vecina Letonia. El 20 de enero de 1991 la policía antidisturbios de Riga (OMON), directamente subordinada al Ministerio de Asuntos Internos de la URSS, empezó el desarme del departamento de la policía de Riga. Pero les dispararon desde el edificio del Ministerio de Asuntos Interiores de Letonia, después de lo que se tomó la decisión de atacar el edificio. Hubo víctimas de los dos bandos y entre ellos algunos transeúntes ocasionales.
Las Repúblicas bálticas obtuvieron la independencia definitivamente en septiembre de 1991 después del fracaso del Comité Central de Estado de Emergencia, la junta formada por golpistas que intentaron fallidamente derrocar al presidente soviético Mijail Gorbachov.
Letonia en seguida empezó reformas económicas radicales, a menudo ambiguas. Se liquidaron la mayoría de grandes empresas, entre ellas las fábricas más importantes VEF (Fábrica estatal de equipos eléctricos de Riga), RAF (fábrica de autobuses de Riga) y otras, donde fundamentalmente trabajaban rusohablantes. Las consideraron innecesarias para la nueva economía letona. Además, por culpa de la pérdida del mercado ex-soviético, disminuyó bruscamente la industria del pescado. El apoyo principal para la creación de una economía independiente vino dado por el sector bancario y los servicios de tránsito. Durante algunos años el tránsito de productos rusos a través de los puertos de Letonia constituía hasta el 25 por ciento del PIB del país...
Parecía que esta política empezaba a obtener sus frutos. Hacia mediados de los 90 el PIB de Letonia volvió (en precios comparativos) al nivel del año 1990 y continuó creciendo. Al país llegó un afluente de inversiones de occidente. En 2008 el sueldo medio de los letones era de 479 latos, o 8179 euros al año. Letonia con orgullo empezó a llamarse “el tigre báltico”. Pero el reflorecimiento económico duró poco. Rusia empezó a reducir bruscamente el tránsito de cargas (sobre todo de petróleo y derivados del petróleo) a través de Letonia, reorientando los flujos de exportación a los nuevos puertos de la región de Leningrado.
La crisis económica mundial tuvo consecuencias catastróficas para la economía letona. Como resultado de 20 años de independencia de Letonia el PIB a principios del 2011 apenas constituía el 90% del nivel del año 1990. El sueldo en 2010 cayó en un 11% en comparación al año 2008. El gobierno se vio obligado a una reducción drástica del gasto público y a una subida de los impuestos, lo que conllevó un encarecimiento de casi todos los productos. El más significativo el precio de la gasolina. Desde enero de 2011 el litro de gasolina 95 octanos ha llegado a 1,2 euros.
El primer ministro letón habla de la necesidad de una subsiguiente reducción de los gastos presupuestarios. “Hemos tenido un debate con acreedores internacionales tanto sobre la cantidad, como sobre el plan de acción”. – dijo el primer ministro Vladis Dombrovskis. El volumen del embargo es de 71 millones de euros complementarios. La reducción concierne, sobre todo, al sector social. Se pretende reducir los gastos de mantenimiento de los hospitales y los centros de atención primaria, y hacer que sus servicios sean básicamente de pago.
El tema del desempleo en Letonia es extremamente delicado. Según informa la agencia estatal de ocupación letona, en diciembre del año pasado el paro llegó al 14,3%. En el recuento se incluyeron 162.463 personas. El desempleo ha conllevado un abandono masivo del país de la población económicamente activa. Solo en Irlanda ahora viven permanentemente 45 mil ciudadanos letones. En general, desde la independencia la población del país ha disminuido en 400 mil.
Entre tanto, la economía independiente de Lituania no ha resistido la crisis global. La influyente edición “The Economist” señala que los índices del PIB de Lituania en 2010 sufrieron una bajada del 3,5% - este es uno de los índices más altos no solo de Europa, sino del mundo. Y aunque el gobierno Lituano declara que la economía del país empieza a salir de la crisis, los hechos demuestran lo contrario. El nivel de desempleo a finales del 2010 superó el 14%. El sueldo ha disminuido en comparación con los años anteriores una media del 3,2%. La deuda estatal crece de manera acelerada. En 2008 era del 17,37 mil millones de litas (cerca de 7 mil millones de dólares), en 2010 prácticamente se duplicó, en 2011, según los pronósticos, es ya de 16,6 mil millones de dólares.
Vilna tenía la intención de anexionarse a la Zona euro en 2011, ahora por culpa de la insuficiente situación macroeconómica la fecha de anexión ha sido transpuesta hasta el 2014.
En un intento de distracción de la opinión pública lituana sobre los problemas crecientes, en 2010 el gobierno anunció ya varias veces la posibilidad de exigir a Rusia una compensación por los hechos sucedidos en enero de 1991.
Es poco probable que el ex “tigre báltico” cuente con una ayuda económica friccionada por parte de la UE en 2011. La máxima preocupación de Bruselas actualmente es los problemas financieros del sur de Europa e Irlanda.
Así pues, cada vez parece más necesario un “viraje” económico hacia el Este para las ex-Repúblicas soviéticas.
Iván Saveliev
Tomado de RIA Novosti
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